Entre las muchas palabras nuevas, propias de la forma de hablar de esta ciudad, otra que me sorprendió fue la de niñato. Dicha por mi amigo el Bigotes, suena como a insulto, pero no conseguía entender porqué la definición de alguien relacionado con temprana edad podía ser un insulto. La explicación no me convenció mucho, pero viendo el contexto sí que comencé a entenderla.

La ciudad, este año, porque el año pasado yo la vi diferente, está tomada por verdaderas multitudes de personas de joven edad. No me refiero ya a las despedidas de solteras y de solteros, las cuales, y me parece bien, toman esta ciudad como acogedora y divertida para celebrar su última fiesta de solteros. Cuando mi amigo, y ahora yo, nos referimos a niñatos hablamos de esa juventud de canastos con botellas, de los que se meten cuatro en una habitación de hotel para dos; de esa que alquila un apartamento turístico para ocho y meten a doce. Me refiero a esa juventud que grita sin importarle la hora en que se recojan, pensando que están en zona cero de la diversión.

Me refiero a esa juventud irrespetuosa, la que deja todo tirado por el suelo, que seguramente dejarán los apartamentos hecho un asco. Me refiero a esa juventud que no disfruta de la ciudad, sino que la maltrata. No creo que nadie fomente, ni atraiga, ni consienta que ocurra esto, pero la ciudad día a día tiene mayor oferta de diversión, tiene playas, zonas de ocio que está alejada para no molestar, tiene un centro, cada día más gastronómico.

Amo a esta ciudad, y como no podía ser de otro modo, atrae, y mucho. Culpar a nadie es ridículo, el Ayuntamiento no puede limitar ni la libertad deambulatoria, ni coartar a los dueños de locales de ocio, bastante daño hace limitando los horarios y teniendo a la Policía Local a las dos de la mañana cerrando bares; los dueños de hoteles no pueden negarse a la ocupación de sus habitaciones dependiendo de quienes las ocupen; los dueños de apartamentos no pueden perder la oportunidad de alquilarlos porque el cliente no les guste, bastante mal está la cosa para ahora andarse con selecciones; nadie, nadie tiene la culpa de quienes vienen a la ciudad, pero el Bigotes lleva razón, algunos, que no todo, no son mas que niñatos indeseables que deberían no salir de casa o haber sido mejor educados, quizás, solo quizás, los padres sean los únicos culpables.